Acercamos la orilla salada a la Plaza Nueva de Sevilla en la que, en pleno mes de octubre, había refugiado un fragmento de primavera. Porque la Feria del Libro de 2021, aunque en rigor fuese otoñal, tenía el frescor y el sabor a brote tierno. A ello contribuyeron las ganas del sector, de oficiantes, invitados, visitantes y curiosos.

Llevamos hasta los pies del caballo de San Fernando el salitre de una colección de relatos que de forma osada se titula Jarampa, una palabra que aún no está catalogada ni insertada en el diccionario pero que tiene toda la enjundia y saber de la marinería de medio mundo.

En sentido estricto, la Jarampa es un sobresueldo en especie de la marinería que se llevan a casa, o bien, a algunos de vida más desordenada, sirve para tapar deudas de taberna. La Jarampa es ese pescado y marisco que no alcanza la dignidad y gloria de pasar por lonja y que por tanto se libra de la necedad de que se le ponga precio a su cabeza, huevas y lomo.

La Jarampa es ese pescado y marisco que no alcanza la dignidad y gloria de pasar por lonja y que por tanto se libra de la necedad de que se le ponga precio a su cabeza, huevas y lomo

Es la Jarampa un tesoro por descubrir pues queda solo al alcance de unos pocos privilegiados que las disfrutan de las más creativas maneras. Es el santo y seña de la tradición culinaria de la costa, esa que gana en adeptos y prestigio cada día. Esa que llena de miradas y pisadas curiosas las callejuelas del puerto en busca del plato más singular, exquisito y exclusivo, protagonista de la mejor publicación en redes sociales.

Atrae la gastronomía porque es arte si se la cubre de atención, mimos y talento. Es el arte el que enriquece el espíritu, lo conforta, lo estimula. Por eso está tan imbricado el placer de la comida con la música, la pintura, la literatura, es en esos mundos donde tiene su lugar la sinfonía de los sentidos.

Agarrados a esta idea, llevamos la Jarampa al mundo de la literatura y la convertimos en una colección de relatos que, como el aroma que se escapa de los fogones, tiene, cada uno de ellos escondidos ingredientes que realzan el texto para estimular al lector, para convertirlo en cómplice de cada historia.

Los vestimos de largo y los llevamos a esa mesa colectiva de la literatura que es una Feria del Libro. En la Plaza Nueva, con muchos amigos, la complicidad y los brindis de Ismael Rojas, Aurora Villalobos y Manuel Diego Pareja-Obregón, compartimos lo mejor de nosotros mismos en un acto que nos dejó un gran sabor de boca, nos renovó las energías y nos reconcilió con esos encuentros sociales tan denostados en los últimos tiempos.

La Jarampa sigue su curso para encontrar su sitio en ese alfabético libro universal del castellano; al alba, sigue en boca de los marineros; y ahora también se esparce por esos templos del saber que son las bibliotecas y librerías.

Jarampa sevillana

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