Se suele estudiar la lógica y la filosofía de Wittgenstein dividiendo el desarrollo de su pensamiento en dos períodos, el del Tractatus, en el que defiende una teoría pictórica del lenguaje, y el de las Investigaciones Filosóficas, obra en la que el filósofo vienés define la noción de juego de lenguaje y postula que el significado de las palabras viene dado por el uso. La propia ficción literaria se puede considerar un juego lingüístico.  Contando con este leitmotiv se plantea la trama de Los juegos de Abelardo y Eloísa.

            En todo juego cabe distinguir dos clases de reglas, las definitorias (establecen qué jugadas están permitidas) y las que indican cuales son las jugadas más convenientes (es decir, las estrategias). Será Lucas Villarreal Núñez, la voz narrativa testigo de los simposios en los que don Ataúlfo Veritario daba explicaciones sencillas de diversos temas lógicos, quien se enfrente a las visitas de unos personajes, a la Pirandello, que buscan autor para sobrevivir. Y estos personajes establecen un pacto con el autor, que irá facilitando en sucesivas jornadas un conjunto de relatos.

            A la vista del formato del libro cabe preguntarse si estamos ante una novela, con su estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, o si, más bien, se trata de una simple colección de relatos, cada uno de los cuales tiene esas mismas partes. En realidad no importa. Lo relevante es que estamos ante unos juegos. Cabe entonces formular unas preguntas cruciales ¿Cuáles son los juegos propuestos? ¿Y las reglas para la selección de los relatos? ¿Sabrá el lector seguir estos juegos? La respuesta rotunda es ésta: se aprende a jugar con la práctica, la lectura en este caso, es decir, la clara comprensión del juego se obtiene cuando se asimilan las reglas estratégicas.

Se aprende a jugar con la práctica, la lectura en este caso, es decir, la clara comprensión del juego se obtiene cuando se asimilan las reglas estratégicas.

            El goce de la lectura no está reñido con la aproximación a cuestiones de lógica, disciplina cuyos fundamentos deberían instalarse en el acervo cultural de los pueblos desarrollados. La Directora General de la UNESCO, la Sra. Audrey Azoulay, con motivo del Día Mundial de la Lógica, que se celebra los 14 de enero desde 2019 dice <<El miedo a tropezar se aferra a nuestras mentes en la rampa de la lógica”. Este hermoso pensamiento metafórico de André Gide, extraído de su novela Los nuevos alimentos, resume en sí mismo la importancia vital que reviste la lógica para el desarrollo del pensamiento humano>>. La lectura de este libro ofrece la posibilidad del placer estético en el recorrido del texto y pone su grano de arena en esta dirección.

Los juegos de Abelardo y Eloísa

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