¿Cuándo decidiste ser escritor?
Sucedió a los seis o siete años, mientras oía a mi padre leer en voz alta la “Canción del jinete” de García Lorca. Algo, al mismo tiempo conectaba aquellos versos con unos versos en mi memoria, en una época y un lugar precisos. O al menos, eso me parecía entonces. Un espejismo, en cualquier caso, que contradecía el hecho de que yo jamás había escuchado la “Canción del jinete” antes.
Supongo que escribí mi primer poema algo después, intentando evocar algo de la magia en el poema de Lorca. O mejor sería decir la magia en la voz de mi padre leyendo en voz alta el poema de Lorca.
¿Qué tipo de novelas son las que más te gusta escribir?
Novelas cortas. Corregir, suprimir palabras es mucho mas importante que añadirlas, ponerlas unas detrás de otras.
¿Cuál ha sido tu último libro?
Mi último poemario, «Talismán»(Editorial Anantes, 2012. Edición bilingüe. Traducción de Curtis Bauer), mi última novela «Hilados Coreografiados» (Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, 2012) y mi última traducción «Gerald Stern. Esta vez. Antología Poética» (Vaso Roto, 2014. Prólogo y selección de Curtis Bauer. Edición bilingüe).
¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu último libro? ¿qué te inspiró?
Sevilla, la única ciudad en la que me siento escritor. Escribí mi novela «Hilados Coreografiados» a solas en mi piso de Jesús del Gran Poder, en una época en la que salía de mi piso para entrar en mi novela y viceversa.
¿Qué personaje de tus novelas es al que le tiene más cariño? ¿Por qué?
No sabría elegir entre Antonio y Polifemo, Adán, Ruth y Haia, Anouk y Deseada. Si acaso, elijo la ciudad y sus coincidencias, la Maravilla por la que deambulan los personajes del libro y yo mismo, a veces sorprendidos por la brutalidad de algunas coincidencias, otras conmovidos. Yendo y viniendo, intentando atar cabos donde no los hay, buscando justicia (poética) donde no es necesario. «Hilados Coreografiados» y el resto de la serie «Interrupciones» participa de todas las coincidencias que una ciudad nos depara. Juntas, forman esta especie de fábula, una parábola moralista sobre la música y la experiencia.
Algunos creen que la vida de los escritores se reflejan en su obras ¿qué parte de ti se ha quedado en la novela?
Sin mis recuerdos no hubiera sido posible mi obra. A veces los recuerdos me abandonaban y otras era yo el que abjuraba de ellos. Al final, llegamos a un acuerdo, y los recuerdos venían cuando ellos querían y yo me dejaba escribir.
¿Qué opinas de los soportes digitales para la lectura?
Soy co-editor de Nueva Grecia, una Revista literaria digital que pretende descubrir y redescubrir autores en nuestro idioma y en otros. Por un lado, el formato digital nos permite rescatar fragmentos que han sido suprimidos por las prácticas políticas de la censura y el empleo de la moral como excusa para eliminarlos, y poner así a disposición del lector nuevos textos o textos actualizados, que permitan reflexionar sobre antiguos conflictos existentes entre prácticas estéticas y políticas. Soy, además, traductor. El mundo digital se convierte en la mayor posibilidad de acción y recuperación de la obra de otros poetas, narradores y traductores, así como de la difusión de la misma. Por lo tanto, soy partidario de todo lo que implique una conciencia práctica, una conexión permanente.
¿Te relacionas con tus lectores a través de las redes sociales?
Soy periodista cultural. Colaboro con mis reseñas, entrevistas y traducciones en publicaciones de ámbito nacional e internacional, diarios, revistas de divulgación y revistas de literatura, tanto digitales como en papel. Tengo perfil en Facebook y Twitter y otras (Tumblr, Stumble, Google +). Cualquier de estas publicaciones pretende ser archivo, mirador, cuaderno de bitácora, una fuente para todos aquellos – profesores, estudiantes, artistas – que estamos interesados en la cultura. Las redes sociales son un ámbito de discernimiento y debate de temas diversos y como tal, una preocupación estética y cultural que no debe ser ignorada.
¿Cuál ha sido el último libro que has leído?
«Teresa de Ávila» (Vaso Roto ediciones, 2014. Traducción de Antonio Rivero Taravillo), una biografía audaz y provocativa. La escritora irlandesa Kate O’Brien (Limerick, 1897-Canterbury, 1974) propone una reinterpretación sorprendente de Santa Teresa de Jesús (Gotarrendura, 1515 – Alba de Tormes, 1582). Para O’Brien, Teresa de Ávila no es ni la venerable Santa embalsamada por la tradición cristiana, ni la venenosa monja execrada por sus detractores: es más bien una escritora profundamente original, que sigue siendo revolucionaria y cuya re-invención del cristianismo teje la subjetividad de una manera que sigue siendo relevante para nosotros hoy.
¿Quién es tu escritor favorito?
Tantos, que elegir uno me parecería ceder a una forma de superstición.
Si pudieras escoger sólo un libro ¿Cuál escogerías?
Ayer, por ejemplo, leí “Sueños de arena”, un ensayo dedicado al poema “El lenguado” de José Watanabe, e incluido en «Las formas disconformes» (Libros de la resistencia, 2013), del poeta, crítico y traductor Jordi Doce (Gijón, 1967), y todo lo que yo había escrito hasta la fecha me pareció malo.
¿Qué nos puedes contar sobre tu próxima novela?
«Haia» está en proceso de edición; he escrito una tercera entrega, aún sin título, y estoy escribiendo una cuarta. Son las sucesivas entregas de la serie narrativa «Interrupciones». Mi amiga Adriana Schlittler me preguntó hace poco a qué género pertenecen. ¿Experimental? ¿Prosa poética? A mí me gusta decir que son mis memorias. Por despistar, supongo. Fernando Iwasaki dice en la contraportada de «Hilados Coreografiados», mi única novela publicada hasta el momento, que es poesía. No seré yo quien le lleve la contraria.
Punto final. ¿Quieres añadir algo a modo de despedida?
Agradecer a Rafael Alcántara y Mislibrospreferidos esta entrevista. Como digo en el poema VII de “(mil novecientos setenta y) Dos”, y perdón por la auto-cita, “Escribiendo no he podido evitar sentirme una especie de embaucador. Como si ocupara una silla en la que otro debería estar sentado, escribiendo palabras que no me pertenecen, que otro debería haber dicho. Y la cosa no mejora si uno deja de hacerlo”.
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