El 2 de febrero es el día de la marmota y se celebra en algunos lugares del norte de Estados Unidos o Canadá. Sirve de orientación para saber si el invierno está por terminar o no. Aunque es inevitable que se nos venga a la cabeza aquella película protagonizada por Bill Murray en la que se despertaba una y otra vez, atrapado en aquel perdido pueblo de Pensilvania.
“¿Qué pasaría si un día o una noche se te colase un geniecillo en tu más solitaria soledad y te dijese que esta vida, tal como ahora la vives y la has vivido, la tendrás que vivir una vez e innumerables veces más…” Así habla Nietzsche en La gaya ciencia sobre su peculiar concepción del tiempo. Cuando sonaba aquel despertador a las seis de la mañana, Phil Connors se encontraba atrapado en un instante. Esa es la medida de tiempo que quiere exaltar Nietzsche al afirmar el eterno retorno de lo mismo, la concepción circular del tiempo. Nos quería dejar una explicación poética-metafísica con la que negar el tiempo infinito, en el pasado y en el futuro, para afirmar una eterna resurrección en cada momento.
La idea del eterno retorno de Nietzsche no se encuentra desarrollada en ninguna de sus obras, pero hay textos que dejan ver esta curiosa forma temporal de negar la eternidad. El tiempo no es lineal, no tiene finalidad, no tiene sentido, nuestra vida no deviene en virtud de nada. Nietzsche se empeñó en tumbar toda la filosofía tradicional, soportada en una metafísica de lo eterno e imperturbable, ajeno a lo cotidiano y terrenal. Por ello es por lo que el tiempo debe ser eso mismo, el aquí y el ahora, la eterna afirmación del instante, con todas las consecuencias existenciales inevitables.
Como es habitual al enfrentarnos a la filosofía nietzscheana, nos quedamos con la angustia en el cuerpo, igual que Phil al despertar. Una inquietud que nos obliga a pasear por la cuerda que separa al ser humano de lo divino. Nada tiene sentido. El eterno retorno es una formulación cosmológica del problema moral, un eterno retorno de lo mismo, una propuesta circular frente a la tradición lineal y teleológica de la existencia.